En la lactancia, es imprescindible limpiar la boca del neonato, al menos, una vez al día. No se debe utilizar un cepillo dental (ni siquiera de cerdas blandas) si aún no han erupcionado las primeras piezas dentales. El procedimiento es muy sencillo: con una gasa húmeda y movimientos circulares se deben retirar de las encías los restos de leche. El objetivo principal de esta rutina es evitar que la leche, materna o no, fermente y favorezca la aparición de bacterias que provocan la llamada caries del biberón.

Después de la última toma del día y antes de dormir es el momento idóneo para realizar esta sencilla rutina de higiene oral. Los movimientos deben ser suaves y sin ejercer fuerza para no provocar irritación, pero c